La madre TLP (o borderline)

NOTA: En este artículo entenderemos por "madre" a la figura de apego principal del niño, ya sea la madre biológica o adoptiva, o cualquier otra persona maternante, sea hombre o mujer.

El TLP (Trastorno Límite de Personalidad) es un tipo personalidad neurótica en la que destacan las emociones inestables y extremas, a veces hasta niveles autodestructivos. Son incapaces de amarse a sí mismas y a los demás, sufren y hacen sufrir muchísimo y son, por ello, como todos los neuróticos severos, incapaces de cuidar emocional (y a veces físicamente) a sus hijos. Muchas de las madres llamadas narcisistas, tóxicas o maltratadoras son, de hecho y si dispusieran de un diagnóstico psiquiátrico, TLP. Y como de ellas no acostumbra a hablarse, hoy lo haremos aquí.


1. LA MADRE TLP

Las madres TLP tienen (por su muy desgraciada infancia) el corazón plagado de demonios. Pero, como son narcisistas (el narcisismo es precisamente la defensa contra tales demonios), sufren una profunda insensibilidad e incomprensión hacia los sentimientos de los demás y, por tanto, de sus propios hijos. Y, ante determinadas dificultades (prácticas, económicas, sentimentales, familiares, sociales) sufren reacciones emocionales extremas (ansiedades, furia, llantos, pánicos, violencias, adicciones, etc.) que sumen a los niños en terribles estados de miedo, confusión y desamparo.

La madre TPL es egocéntrica y clasifica inconscientemente a sus hijos, en función de las satisfacciones que puede obtener de ellos, como buenos o malos. Es "bueno" el hijo/a al que consigue explotar para que ejerza hacia ella el papel de madre/padre, pareja o cuidador/a; y al que, por tanto, se aferrará de forma  terriblemente abusiva. Exigirá su presencia y "ayuda" a todas horas y por cualquier medio. Desfogará contra él todas sus desdichas. Criticará a sus amigos y parejas. Boicoterará sus relaciones. Controlará presencialmente o a distancia todos los detalles de su vida. Manipulará. Chantajeará. Gritará. Llorará.... Y perseguirá, a veces en grados delirantes, a su esclavo/a con el único fin de calmar fugazmente su terrible vacío emocional y su incontrolable pánico al abandono. ¿Y qué hace la madre TLP con el hijo "malo/a"? Simplemente lo ignora, rechaza o lo hace el objeto de sus iras. Y todo esto ocurre, siempre, ante la indiferencia, impotencia o complicidad del padre o pareja. Quien para muchas madres TLP es más importante que sus hijos. Como describía una de mis pacientas: "Ella siempre priorizó su papel de amante al de madre. Para ella yo sólo soy un estorbo, menos para pegarme o desahogarse cuando está celosa o borracha".

Con el paso de los años, las cosas no mejoran. Sus víctimas, ya adultas e incluso casadas y con hijos, seguirán sometidas psicológicamente a la omnipotencia materna, creando así nuevos problemas en la familia de sus hijos. Las víctimas que, destrozadas y al límite de su salud mental, se atreven a alejarse de la madre depredadora, serán perseguidas con saña y odio, a veces durante años, por ella pero también por su padre, hermanos, otros parientes, etc.,  con el fin de obligarlas a volver para seguir siendo fagocitadas. El ex-esclavo/a, pese a su enorme valentía, no podrá evitar sentirse culpable, un mal hijo, un monstruo, por haber abandonado a su "madre". Una "madre", no lo olvidemos, sólo aparente, ya que jamás quiso a nadie, jamás comprendió nada, jamás se disculpó por nada, jamás cambió en nada, y escogió precisamente a ese hijo/a para vampirizarlo... en vez de someterse a los tratamientos psicológicos o incluso psiquiátricos que siempre necesitó.

El problema es que la madre TLP, aunque llegue a reconocer que algo va mal en ella y acepte finalmente ayuda profesional, acostumbra a abandonarla. El motivo es que, en realidad, su principal deseo inconsciente es conseguir el afecto y contención de las personas que la sostienen. Sus víctimas son su terapia. Por otro lado, estas personas suelen obtener diagnósticos parciales muy alejados de la realidad, dependiendo del síntoma predominante en el momento de la consulta. A veces destaca el síntoma ansioso, otras el depresivo, otras el adictivo, otras el violento, etc. Pero todo son "ramas" de un mismo árbol (o personalidad) gravemente dañado. Aunque, con el salvoconducto de su "maternidad", tan idealizada socialmente, rara vez se las confronta para que tomen conciencia, aunque sea mínimamente, de los daños irreparables que causan en sus hijos.


2. LOS HIJOS

¿Y qué sucede con los hijos de las madres TLP? Aunque todos los niños necesitan afecto y seguridad, estos se han criado en condiciones extremas de terror, soledad y confusión. La convivencia con una madre TLP está llena de gritos, llantos, amenazas, chantajes, broncas, insultos, celos, desprecios, hiperactividad, infidelidades, contradicciones, adicciones, autolesiones, violencia, a veces intentos de suicidio...; todo es brutal e impredecible. En semejante atmósfera, los niños no pueden sino desarrollar un yo débil (casi tan vacío como el de la madre), y un invencible sentimiento de inseguridad y miedo a la vida, con todas sus ansiedades y tristezas asociadas, a veces en grado paranoico, hipervigilante, siempre temeroso de las reacciones de los demás. Y es que estos niños se han visto obligados durante años, en defensa propia, a estar día y noche pendientes de los estados de ánimo de mamá, a prever y controlar en lo posible sus reacciones extremas, a ponerse a salvo de ella, a consolarla y cuidarla como a otra niña pequeña... Inútil esfuerzo, pues la madre TLP siempre es impredecible, inconsolable, inaccesible... Y de este modo, muchos niños y niñas introyectan erróneamente que la única forma de conseguir alguna migaja de amor es ir por la vida "salvando" a personas dañadas. (Ver El síndrome del salvador).

Otras cosas que también aprenden equivocadamente es que, para "merecer" el amor, deben ser siempre "buenos", sumisos, obedientes, dependientes de los demás. Deben hacerlo todo perfecto, sin errores, para conjurar el posible rechazo o agresión de los demás, y también sus propios y profundos sentimientos de culpa. Deben evitar relaciones demasiado íntimas, pues las viven como amenazantes y peligrosas. Tienen el profundo convencimiento de que "no valen nada" (no valieron nada para mamá), se sienten vacías (jamás fueron llenadas con amor materno), e incluso desean morir (no valía la pena vivir en el infierno materno). Etcétera. En resumen, las víctimas de las madres TLP reniegan de sí mismas, renuncian a sus propios sentimientos y necesidades, se subordinan con miedo a las voluntades ajenas, se pueden enganchar a personas tan maltratadoras como mamá, y sufren toda clase de síntomas neuróticos (complejos, ansiedades, ira reprimida, trastornos alimentarios, problemas de relaciones o trastornos de personalidad... incluido el TLP). Todo lo cual reducirá gravemente su calidad de vida emocional y existencial, y naturalmente también lo pasarán, aunque quizá en menor medida, a sus hijos.

Todas estas secuelas sólo son un resumen, meras palabras con las que podría escribirse un libro entero. Lo vivido realmente por las víctimas, lo que ellas relatan y comparten con el terapeuta, es muchísimo peor. Sólo quienes lo sufren en persona o lo escuchan directamente de boca de las propias víctimas, pueden entenderlo. Sin olvidar, por otro lado, que no sólo las madres TLP, sino muchos otros perfiles parentales patológicos causan, en diferentes grados y combinaciones, secuelas muy similares. 


3. CONCLUSIONES

Éste es el dramático modo en el que se transmite el sufrimiento (es decir, los trastornos neurótico-narcisistas) de generación en generación.

Por eso, mi mensaje es que jamás debemos relativizar los trastornos emocionales de las personas que desean tener hijos (o ya los tienen). Estas personas, que sufren gravemente, que se sienten vacías, que son muy inestables o inconsolables, que no pueden dar, que no saben cuidar... no pueden amar. Y, pese a todas sus fantasías desesperadas, tampoco encontrarán en sus hijos la "felicidad" que anhelan; al contrario, sólo los destruirán inútilmente. Por eso, ES MUCHO MEJOR, PARA ELLAS MISMAS Y PARA TODOS, QUE NO TENGAN HIJOS.

Ésta es la única manera de dejar de propagar los infiernos.

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Para saber más:
Vivir con una madre borderline (comentarios de lectura indispensable).
TLP: ¿Adictos al conflicto o huérfanos furiosos?

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