¿El hombre en "crisis"?

Leo por ahí, en artículos supermodernos y políticamente correctos, que el hombre "está en crisis". Que se encuentra desorientado, que ha perdido su papel en la vida, que debe encontrar una nueva forma de ser, una nueva identidad, etc. Y esto me deja perpleja. ¿A qué se refieren? ¿De qué crisis hablan? ¿Por qué los hombres deberían "cambiar"? ¿Cómo? ¿Para qué? Yo veo a los hombres como siempre han sido: algunos malos, la mayoría buenos, activos, intentando demostrar su poder físico, económico o intelectual. Queriendo ser protectores, proveedores de lo que la mujer necesita para ella y para los hijos de ambos. Buscando ser queridos, necesitados, deseados sexualmente. Anhelando ser amados, pese a que muchos, por la crianza/educación sufrida, ni siquiera sepan expresarlo... No veo en ellos ninguna "crisis".

Lo que sí veo, en cambio, es precisamente lo contrario. Son muchísimas las mujeres que, lamentablemente confundidas por el sexismo feminista, sí han cambiado. Ya no aprecian nada de lo que los hombres puedan ofrecerles, sino que les exigen de la noche a la mañana (por las malas, sin diálogo, sin ninguna clase de empatía ni negociación) toda clase de nuevas conductas (domésticas, educativas, sociales) para las que ellos nunca fueron educados (por otras mujeres, sus propias madres), ni tampoco tienen, en ciertas circunstancias, por qué aceptar. Porque las interacciones entre hombres y mujeres (sobre todo en la intimidad de la convivencia, en el amor) deben ser siempre libremente acordadas y aceptadas, nunca impuestas por ninguna de las dos partes. Ni por el Estado.

Los dogmas actuales exigen a las mujeres ser "feministas", no necesitar a los hombres, hablar mal de los hombres, culpar a los hombres, acusar a los hombres, denunciar a los hombres, acorralar a los hombres. Aunque esto es desde luego un "cambio" para muchas de ellas, ¿por qué las demás mujeres y, sobre todo, los hombres, también deberían o querrían o podrían hacer lo mismo? Semejante pretensión parece bastante narcisista y violenta, pues su verdadero significado es: "cambia porque yo he cambiado o, si no, ¡ya verás!". Y así, a base de politización, consignas, reivindicaciones, "cuotas", denuncias, agresiones, denigración de todo lo masculino, etc., los hombres van siendo relegados, subordinados social y familiarmente por una rabia femenina -muy organizada, por cierto- que no cesa, y que nadie parece atreverse a cuestionar.

Casi todos mis pacientes masculinos están directa o indirectamente afectados por este mal. Casi todas mis pacientas femeninas sufren directa o indirectamente por lo mismo. Casi todas las parejas que conozco funcionan mal debido, en parte, a esta plaga. Todos los hijos de estas parejas están dañados porque son criados por progenitores (tanto si están juntos como separados) no sólo con serios conflictos neuróticos, sino también con odio sexista (de la mujer)... Pero los hombres no están en "crisis". Somos nosotras, las mujeres, las que hemos cambiado. Las que nos hemos dejado engañar por unas ideologías que no mejoran nuestras vidas privadas. Las que luchamos a diario con nosotras mismas porque muchas aún no sabemos si queremos estar solas, o vivir en pareja, o buscar el poliamor, o tener una familia, o ser cada día más independientes y poderosas. O las que ambicionamos demasiadas cosas, a menudo psicológicamente incompatibles... Por eso muchas mujeres viven hoy peor que sus madres. Y, en vez de reconocerlo y mejorarlo, prefieren vivir escindidas emocionalmente, desplazar su rencorosa decepción contra los hombres, culparlos de sus frustraciones, agredirlos en un círculo sin fin, y divulgar la fantasía de que son ellos, y no ellas mismas, los que "están en crisis".

Personalmente, igual que el poeta Jesús Lizano no veía personas sino "mamíferos", yo no veo hombres y mujeres, sino personas. Seres humanos. Personas que se aman o se odian, se necesitan o se ignoran, son felices o infelices, etc., pero cuyo anhelo fundamental, por encima de todos los condicionantes e intereses sociopolíticos, es sentirse valiosas, respetadas, amadas. Por eso todo esto de las "crisis" de identidades, géneros, sexismos, etc. me parece artificial, ajeno a la vida real. Una tristísima y muy perjudicial locura.

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