Manual de Supervivencia Navideña

Las fiestas de Navidad son, no nos engañemos, el colmo de la hipocresía. De la mentira. Familias llenas de conflictos que consciente o inconscientemente se odian, o ni se tratan, se empeñan en reunirse por Navidad en nombre del "amor" porque la sociedad consumista así lo manda. Se empeñan en discutir una vez más porque el marketing así lo ordena. Vuelven a reabrir heridas y agravar síntomas neuróticos porque bussines es bussines...  Regresa la orgía de las tarjetas de crédito, el aquelarre de los centros comerciales, el ostentoso despilfarro para fingir amor, como símbolo de amor, en sustitución del amor... El  intento desesperado de millones de personas para ocultarse su verdad.

Para los lectores/as que no quieren o no pueden adaptarse a todo esto, o para los que sufren verdaderos problemas con sus familias tóxicas, he aquí, a la luz de mi experiencia personal y profesional, un pequeño...


MANUAL DE SUPERVIVENCIA NAVIDEÑA

  • No te traiciones. Si te pones enfermo sólo de pensarlo, si no soportas reunirte con tu familia, simplemente no vayas. Díselo claramente. O si aún no te atreves porque tienes miedo o porque sabes que no van a aceptarlo  y por ello te van a manipular o agredir, miente con cualquier excusa. Miente en defensa propia. Y no vayas.

  • No esperes nada. Si no puedes evitar el encuentro, acude a él sin ninguna esperanza. No creas que esta vez  las cosas serán "diferentes". La navidad no cambia nada. Y ellos siempre serán como son. Las buenas intenciones, las comidas, los dulces y los licores no arreglan la patología emocional de nadie.

  • Sé libre. No sucumbas al sentimentalismo social. Sé creativo. Inventa fiestas alternativas con tu pareja, tus hijos, tu familia, tus amigos. Crea tus propios adornos, tus propios rituales, tus propias celebraciones. Viaja. Ve al cine, al teatro. Regálate una buena cena a solas... O vete a dormir. Procura tu  bienestar y el de las personas a las que amas. Haz lo que quieras. No le debes explicaciones a nadie.

  • No aguantes. No toleres la más mínima repetición de los maltratos de siempre. Defiéndete, no calles. Y si ellos insisten, márchate de la "fiesta".

  • No despilfarres. Sería una confesión de tu poca felicidad, tu poca autoestima, tu escasa libertad. El consumismo es el opio de los desdichados.

  • No "compres" amor. Regala sólo por amor, no para que te amen. No regales demasiado, ni lo hagas esperando gratitudes ni recompensas por ello. Recuerda siempre que el amor ni se compra ni se vende...

  • No chantajees ni sobornes a los niños. Con el recurrente "si te portas bien, bla, bla, bla, y si te portas mal, bla, bla, bla". No los engañes con personajes ficticios -y algo delirantes- que andan por ahí premiando y castigando a los niños. Lo único que un niño necesita es el amor de sus padres, y los regalos deben ser la expresión de ese amor, no ninguna "recompensa".

  • Apaga el móvil. Siempre que no lo necesites. Para que puedas centrarte, estar a solas contigo mismo, con las personas que amas, y podáis disfrutar plenamente de vuestra intimidad. Sin brutales -e innecesarias- interrupciones. Contesta sólo cuando puedas, cuando te apetezca, no como reacción refleja a una máquina. Tú eres el amo del teléfono y no al revés. Y los demás que esperen.

  • Aprende de tus errores. Y si, a pesar de todo, prefieres someterte y pasar por el tubo navideño y vuelves a salir chamuscad@ de la experiencia... ¡extrae tú mismo/a tus conclusiones!

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Y dicho todo esto... ¡buena suerte navideña a tod@s!

© Olga Pujadas 2012-2024. Se admite la reproducción de cualquier artículo de este blog, indicando la autora y/o el enlace fuente.