¡No les robes la infancia!

Si tienes problemas emocionales o de pareja, NO se los cuentes a tus hijos.

No les expliques tus dudas, tus miedos, tus conflictos, tus enfados, tus pesadillas.

Ellos no saben, ni pueden, ni deben ayudarte. Sólo te escuchan, te acompañan, te consuelan porque harían CUALQUIER cosa por conseguir tu amor.

¿No ves que los asustas y confundes con tus complejidades, ansiedades y sufrimientos?

No te engañes diciéndote que lo haces porque así ellos "aprenden a gestionar sus emociones" u otras excusas.

En el fondo sabes que lo haces porque tú lo necesitas y porque son los únicos que nunca se alejarán de tu lado.

Pero al usarlos como paños de lágrimas, como "amigos", como "novios/as", como psicólogos de cabecera, LES ROBAS LA INFANCIA.

Les obligas a renunciar a sí mismos. Los dejas en el desamparo. Porque ¿cómo se atreverán a confiar a su madre o padre emocionalmente dañados lo que ellos mismos sufren?

Crecerán sintiendo que ellos no importan. Que los únicos que importan son los demás. Que su papel en la vida es estar siempre a disposición de los otros.

Y así, convertidos en hambrientos perpetuos, en "salvadores" de personas dañadas, seguramente nunca disfrutarán del amor.

Por eso... ¡DESPIERTA!

¡Ama a tus hijos pero no los utilices! Si sufres problemas emocionales o de pareja, busca adultos y/o profesionales que sí puedan ayudarte. No cargues a tus niños con más problemas de los que ellos ya soportan a diario. (1)

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1.  Puedes evidentemente, sobre todo si ellos te preguntan, informarles con brevedad, de forma adaptada a su edad y procurando no causarles miedos ni daños, de lo que te está ocurriendo. Pero nunca buscar en ellos el refugio o consuelo permanentes que tú necesitas. Recuerda que los niños no están al servicio de los adultos, sino los adultos al servicio de los niños.

© Olga Pujadas 2012-2024. Se admite la reproducción de cualquier artículo de este blog, indicando la autora y/o el enlace fuente.