PSICOBIOGRAFÍAS: Macaulay Culkin (n. 1980)

Nadie que haya crecido temiendo a sus padres podrá confiar en el mundo. Nadie que haya sido obligado a hacer lo que no quiere conocerá sus verdaderos deseos. A Macaulay Culkin le prohibieron ser niño.

La historia de Macaulay es similar a la de otros niños prodigio. Criaturas aisladas y obligadas a trabajar desde muy pequeños para satisfacer los patológicos deseos de sus padres. En este caso, además, hubo maltrato físico y psicológico. Por eso, en el año 2006 escribió una autobiografía, "Junior", en la que plasma el dolor por el dominio y las humillaciones a que lo sometió su padre:

"Me enseñaste a temerte, sé lo que es la locura"

Pero Kit Culkin, padre de Macaulay, no sólo maltrataba a su mujer y a sus siete hijos. Su carácter pendenciero también se puso de manifiesto como representante de su hijo. Sus modales amenazadores le proporcionaron una fama que, con su mediocre talento como actor y bailarín, no había podido conseguir. Con los años, sus enemigos no dudaron en relegar a Macaulay para vengarse de él.

Sobre el trato que recibió el niño por parte de su madre, o sobre la relación que sostuvo con sus seis hermanos (dos de ellos fallecidos), no hay información. De la única persona que él habla abiertamente es de su padre. Sin embargo, las noticias que protagoniza hacen sospechar que, además de maltratado, nunca recibió ningún tipo de afecto. Algunos indicios son que su padre y su madre dilapidaron parte de su fortuna y lucharon judicialmente (sin conseguirlo) para controlar el resto. Se casó con sólo 17 años. Es adicto a distintas sustancias. Reconoce tener ideas suicidas. Apenas sale de su casa. Y a la derecha podemos ver el tristísimo aspecto que tenía cuando rompió (año 2012) con su pareja de los últimos años. Vagaba solo vomitando por las calles...

Pero los niños se reconocen entre sí y pueden establecer fuertes alianzas. Esto es lo que Macaulay dice sobre Michael Jackson. Su historia es exactamente la misma:

"Michael y yo estábamos de acuerdo sobre mi padre. Él sabía lo que estaba pasando. Él lo había vivido. (...) Michael todavía es un niño. Yo sigo siendo un niño. Ambos vamos a tener 8 años para siempre, porque nunca tuvimos la oportunidad de tener 8 años. Eso es lo bello y también la parte maldita de nuestra vida".

A Macaulay, como también le sucedía a Michael Jackson, no le interesa el mundo real. Un mundo que no tiene reparos en inventar rumores, en criticarlo, en ridiculizarlo y sobre todo, en envidiarlo por su dinero. Vive solo y deprimido. Intentando recuperar, de alguna manera, la infancia perdida. Escribe, pinta y, de vez en cuando, organiza una fiesta donde todos tienen que acudir disfrazados como los personajes de alguna película...  Necesita que lo quieran. Necesita ser, por fin, un niño.

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