El complejo de inferioridad

Muchas personas sufren un arraigado sentimiento de insuficiencia, la profunda creencia de que valen menos que los demás y que no son capaces de conseguir sus metas. Los motivos de esta autoimagen distorsionada no son difíciles de comprender.

Imaginemos a un niño criado por unos padres poco afectuosos, autoritarios y controladores, que necesitan desahogar sus propios malestares compitiendo y venciendo siempre a su hijo. El niño no tiene la menor posibilidad de defenderse contra eso, salvo someterse. A la larga, como un animal destruido, dejará de luchar por sus deseos y quedará profundamente convencido de su supuesta invalidez e impotencia. En adelante, se comparará con toda persona que se cruce en su vida llegando siempre a la misma conclusión: "¡no valgo lo suficiente!" De hecho, tenderá a relacionarse con personas que lo traten del mismo modo que lo hicieron sus padres (controlándolo, sometiéndolo, despreciándolo), autoconfirmando así su visión negativa de sí mismo.

Todo esto llenará su existencia de miedos, bloqueos, complejos y envidias muy dolorosas. Y si, además, fue un niño enfermo o con alguna característica no aceptada socialmente (p. ej., minusvalía, tartamudez, obesidad, raza diferente...), entonces sufrirá las crueles burlas infantiles y adolescentes... Conozco a una niña negra muy delgada que suele ir sola al colegio y sus compañeros le gritan: "¡palo de mierda!"...

Muchos afectados compensarán sus sentimientos de inferioridad buscando sin cesar el dominio o el éxito en sus vidas. O, por el contrario, sometiéndose mansamente a las voluntades o el maltrato de los demás. Otros síntomas del complejo de inferioridad son el dogmatismo, la terquedad, la agresividad, el narcisismo, la dependencia emocional, etc.

En psicoterapia, el complejo de inferioridad se supera arrojando luz sobre el origen biográfico del problema, y convertiendo seguidamente la terapia en una verdadera "gimnasia emocional" para la persona. El terapeuta, con paciencia, humor y ternura, ayudará al paciente a descubrir sus valores reales, a aceptarlos y expresarlos, a realizar con firmeza sus deseos, a defenderse mejor en todas las situaciones.... Y así, sintiéndose cada vez más valiosa y segura de sí misma, la persona logrará mostrarse al mundo sin más temores.

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