PSICOBIOGRAFÍAS: Marilyn Monroe (1926-1962)

La vida de Norma Jean Mortenson (Marilyn Monroe) es una historia terrible de abandonos y maltratos.

"Me estoy quedando ronca de tanto suplicar misericordia; afónica de pedir perdón y piedad. Me tiemblan todos los huesos y ya no puedo implorar más compasión y, sin embargo, todavía no sé qué pecado he cometido. Todavía no sé por qué merezco ser castigada. No lo sé." ("Autobiografía de Marilyn Monroe", Rafael Reig.)

Norma jamás conoció a su padre. Fue engendrada por un hombre noruego, heroinómano, que huyó de su matrimonio con la madre de Marilyn, una mujer esquizofrénica paranoide, prostituta ocasional, hospitalizada a menudo y que abandonó a su hija a los 5 días de nacer. Se hizo cargo de ella su abuela materna, que en un acceso de locura intentó asfixiarla siendo un bebé... Fue dada en adopción a las seis semanas de vida.

La convivencia con su familia adoptiva tampoco fue tranquila ni afectuosa. Su madrastra, muy aficionada al cine, tenía celos de la belleza de la niña y su padrastro abusó sexualmente de ella cuando tenía 9 años. Norma regresó con su madre cuando ésta pudo conseguir una casa donde vivir, aunque no tardó en sufrir una nueva crisis y volvió al manicomio. A partir de entonces, la niña tuvo que vivir en distintos hogares de acogida y orfanatos. A los 12 años volvió a ser abusada por el hijo de un familiar y según algunas fuentes sufrió una tercera violación por parte de un policía que una noche la acompañó a casa... Su belleza fue un motivo más de desgracia, las mujeres la temían o la envidiaban, y los hombres sólo la deseaban. Pero ¿quién la amaba?

Las consecuencias de esta infancia terrible fueron devastadoras. Según el diagnóstico de Anna Freud, con la que estuvo en tratamiento, Marilyn sufría: "Inestabilidad emocional, impulsividad exagerada, necesidad constante de aprobación externa, pánico a la soledad, tendencia a las depresiones en caso de rechazo, paranoica con accesos de esquizofrenia".

Norma buscaría a lo largo de toda su vida algo con qué calmar su doloroso vacío emocional. Lo intentó con alcohol, pastillas, sexo, fama, distintas parejas (hombres y mujeres), amigos, terapeutas, con el deseo (frustrado) de tener un hijo, con cualquier afecto que le pudiera proporcionar un poco de consuelo... Pero, como ella misma reconoció, nunca pudo sentir el amor de los demás, que acababan cansándose y abandonándola:

"Los niños tienen que sentir cariño a su alrededor. De lo contrario, nunca podrán ser felices porque a quienes les ha faltado amor incondicional en la infancia les faltará siempre la capacidad para sentir el amor de los demás".

El último que no pudo soportar la desesperación de Marilyn fue su psiquiatra y psicoanalista, Ralp Greenson. Su terapia duró más de dos años, en los que aplicó una especie de "coaching" intensivo. La describió como "una niña emocionalmente muy desvalida, no apta para terapia convencional, que necesitaba ayuda constante". La atendía todos los días, le permitía que le llamase a cualquier hora, le aconsejaba sobre sus tormentosas relaciones sentimentales, en la "gestión" de sus adicciones, la acogió en su casa, la invitó a comer, a dormir, de vacaciones y acabó dirigiendo su carrera artística asegurándose, con su presencia en los estudios, de que su comportamiento en los rodajes era el adecuado... Marilyn le llamaba "mi salvador" y él no tardó en abandonar al resto de pacientes para dedicarle toda su atención.

Pero, después de dos años de absoluta exclusividad y dependencia, Ralph Greenson acabó agotado y huyó a Europa:

"Marilyn no soporta la indiferencia, los Kennedy ya no la ven, no atienden sus llamadas telefónicas, posa durante doce horas para una revista de modas, completamente borracha, desnuda, más demacrada que nunca, se aferra a Greenson, que se suelta y parte a Europa. (...) Intenta localizarlo, no lo localiza. Se da cuenta del error y de que no hay retorno. En Los Angeles, a la vuelta, Greenson ve que la mujer de 36 años que tiene frente a él es un estropajo que se le entrega. Decide no verla. Es el primero en enterarse de su muerte, el primero en ver el cadáver". ("Últimas sesiones con Marilyn", Michel Schneider)

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¿Podría haberse salvado Marilyn Monroe?

Norma Jean Mortenson fue abandonada y vejada, física y emocionalmente, demasiadas veces. Su grave neurosis resultante ayudó, a su vez, a crear su destino.

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